
Cuando hablamos de trauma, no hablamos solamente de recuerdos difíciles. Hablamos de un sistema nervioso que quedó atrapado en una respuesta de amenaza y que no ha logrado volver del todo a un estado de seguridad. Esta es justamente el área donde EMDR ha demostrado su mayor fortaleza: ayudar al cerebro a reprocesar recuerdos que quedaron “atorados”, para que la persona pueda recordarlos sin revivirlos.
Aunque todavía hay áreas en estudio, hoy contamos con suficiente evidencia neurocientífica para entender qué cambia en el cerebro durante EMDR —y por qué esos cambios producen alivio.
El trauma y la memoria: cuando el cerebro se queda en modo alerta
En situaciones de peligro, el sistema límbico (especialmente la amígdala) activa respuestas automáticas de supervivencia. Esto es normal. El problema ocurre cuando la experiencia es tan abrumadora que el cerebro no logra integrarla correctamente.
En estos casos:
- La amígdala permanece hiperactivada.
- El hipocampo (clave para organizar el recuerdo “con contexto”) queda desregulado.
- La corteza prefrontal, que ayuda a pensar con claridad, pierde parte de su capacidad de regulación.
El resultado: el recuerdo permanece almacenado de forma fragmentada, cargada de sensaciones y emociones, como si siguiera siendo peligroso en el presente.
Cómo interviene EMDR en este sistema
El modelo más aceptado es el Modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (AIP), que propone que EMDR permite que el cerebro retome ese procesamiento que quedó inconcluso.
Durante EMDR, al activar el recuerdo junto con una estimulación bilateral rítmica (movimientos oculares, tapping o sonidos alternados), suceden varios cambios neuropsicológicos:
- Se reduce la hiperactivación de la amígdala.
Investigaciones con neuroimagen han mostrado que, durante el reprocesamiento, la respuesta de alarma disminuye, permitiendo que la persona piense en el recuerdo sin sentirse desbordada. - Aumenta la regulación de la corteza prefrontal.
Esto ayuda a poner el recuerdo en perspectiva, a diferenciar pasado de presente y a recuperar un sentido de control. - El hipocampo reorganiza y contextualiza el recuerdo.
La memoria traumática deja de estar fragmentada y se integra como un evento “del pasado”. - Se facilita la comunicación entre hemisferios.
La estimulación bilateral promueve flexibilidad atencional y procesamiento multisensorial más eficiente. - Se debilita la carga emocional del recuerdo.
El evento no desaparece —pero deja de sentirse como una amenaza actual.
¿Por qué la estimulación bilateral hace diferencia?
A nivel experimental, la estimulación bilateral se ha asociado con:
- Mayor capacidad de trabajar con información emocionalmente cargada sin sobrepasar la ventana de tolerancia.
- Procesos similares a los que ocurren durante el sueño REM, una etapa donde el cerebro hace integración emocional y consolidación de memoria.
- Activación de redes neuronales más adaptativas, permitiendo que la experiencia se reorganice sin perder su significado, pero sin seguir siendo dolorosa.
Aunque no se trata de “borrar recuerdos”, sí facilita que el cerebro pase de una memoria traumática rígida a una memoria integrada y neutral.
El resultado: recordar sin revivir
Cuando el procesamiento se completa, la persona puede:
- Pensar en el evento sin sentir que está ocurriendo otra vez.
- Acceder a nuevas emociones y significados (compasión, fortaleza, entendimiento).
- Reducir respuestas automáticas como ansiedad, sobresalto, culpa o vergüenza.
En esencia, EMDR no cambia lo que ocurrió, pero sí transforma cómo el cerebro lo interpreta, almacena y responde ante esos recuerdos.
Nota: La Terapia EMDR debe ser realizada exclusivamente por profesionales de la salud mental debidamente formados y certificados en este enfoque. Un terapeuta entrenado garantiza un proceso seguro, ético y basado en evidencia, especialmente al trabajar con recuerdos traumáticos o experiencias emocionalmente intensas.
Vea lo que dice APA sobre EMDR.
Related Posts
Comprendiendo y Regulando tu Reacción Emocional
Para quienes sienten que, a veces, sus emociones toman el control ¿Por qué...
El “sí” como supervivencia: por qué nos cuesta decir “no”
La dificultad para establecer límites y priorizar nuestras necesidades es una...


