¿Alguna vez has sentido un nudo en la garganta que parece no desaparecer? Ese malestar inexplicable, esa sensación de incomodidad que te acompaña como una sombra, muchas veces puede tener una raíz simple pero poderosa: palabras no dichas.
Callar lo que sentimos puede parecer una solución cómoda a corto plazo. Evitamos conflictos, protegemos relaciones o simplemente postergamos conversaciones difíciles. Pero lo que no decimos no desaparece; se acumula. Y en ese proceso, nuestro cuerpo y mente cargan con el peso de esas emociones reprimidas.
Las consecuencias de guardar silencio van más allá de lo emocional. El cuerpo habla cuando nosotros no lo hacemos. Estrés, ansiedad, insomnio o incluso dolores físicos pueden ser señales de que estamos atragantados de palabras.
¿Por qué nos cuesta tanto hablar?
Expresar lo que sentimos implica vulnerabilidad. A veces tememos la reacción de los demás, otras nos convencemos de que “no es para tanto” o que podemos manejarlo solos. Sin embargo, el silencio puede convertirse en un abismo que nos aleja no solo de los demás, sino de nosotros mismos.
¿Cómo empezar a liberar lo que callamos?
- Reconoce lo que sientes. Identifica esas palabras que llevas tiempo guardando. ¿Qué emociones están detrás de ellas?
- Elige el momento adecuado. Hablar no significa confrontar de manera impulsiva. Busca un espacio donde puedas expresarte con calma y equilibrio luego de un ejercicio de introspección que te permita clarificar y organizar tus ideas.
- Sé honesto, pero compasivo. No se trata de culpar o atacar, sino de ser claro sobre lo que necesitas o cómo te sientes.
- Empieza poco a poco. Si hablar todo de golpe te abruma, da pequeños pasos. A veces, liberar un poco es suficiente para empezar a sentir alivio y para darte cuenta de que puedes seguir haciéndolo. Es posible que necesites romper algunos esquemas de pensamiento para lograrlo. Este puede ser un buen tema para discutir en psicoterapia.
Al final, soltar esas palabras que pesan puede ser un acto de amor propio. Nos libera de la carga emocional y nos abre la puerta a relaciones más profundas y sanas, tanto con los demás como con nosotros mismos.
¿Qué palabras necesitas decir hoy para sentirte más ligero?
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POSTDATA: No quiero dejar pasar la oportunidad para decirte que esta es una de las razones por las que es bueno buscar ayuda terapéutica. A veces se piensa que “ir a terapia es cosa de locos” y por eso quiero que sepas que éstos son solo algunos de los temas que trabajamos en terapia. Porque hablarlo con un profesional te puede ayudar a cobrar instrospección de los asuntos que generan malestar en tu vida o en las personas que te rodean. No es como hablar con un amigo, que (aunque te aprecie y quiera lo mejor para ti) posiblemente comparte tus mismas ideas y la conversación se vuelve una que te mantiene o te hunde más en la situación. Hablar con un profesional imparcial puede ayudarte a ver las situaciones de un modo equilibrado y compartirte herramientas útiles y basadas en evidencia científica para mejorar tu manejo de ellas. Si lo necesitas, busca ayuda.
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