El Poder de la Gratitud: Cómo un simple acto transforma tu mente y corazón
Imagina un momento en el que te sientas verdaderamente agradecido, en el que algo tan simple como la risa de un ser querido o un instante de calma te llene de calidez. La gratitud es precisamente eso: una invitación a conectar con lo esencial, a mirar más allá de las distracciones y reconocer lo valioso en nuestra vida. Y la ciencia hoy nos muestra que este acto sencillo, pero profundo, transforma nuestra mente y cuerpo de formas sorprendentes. Practicar la gratitud no solo genera una sensación de paz y bienestar, sino que tiene efectos medibles en nuestro cerebro, aumentando nuestra resiliencia y favoreciendo una mentalidad más positiva. Exploremos cómo la gratitud impacta en la salud mental, los cambios que genera en el cerebro y algunas formas en las que puedes integrarla en tu vida diaria.
La gratitud y sus efectos en el cerebro
Practicar la gratitud de manera consciente reestructura nuestro cerebro, especialmente en áreas clave para la regulación emocional, el bienestar y la empatía. La neurociencia ha encontrado que la gratitud activa el sistema de recompensa del cerebro, aumentando la producción de dopamina y serotonina, neurotransmisores que promueven el bienestar. Algunos de los efectos más relevantes incluyen:
- Fortalecimiento de la corteza prefrontal, mejorando nuestra capacidad para regular emociones y tomar decisiones más serenas.
- Reducción de la actividad de la amígdala, lo que ayuda a manejar el estrés y las respuestas de miedo con mayor calma.
- Incremento de la neuroplasticidad, que facilita la formación de nuevos patrones de pensamiento más adaptativos y resilientes.
Este cambio en el cerebro disminuye la ansiedad, favorece una mentalidad positiva y fortalece nuestra capacidad para disfrutar la vida. La gratitud, entonces, no solo nos hace sentir bien; nos ayuda a crear una base neuronal para enfrentar los retos de manera más saludable.
Beneficios de la gratitud en la salud mental
Los efectos de la gratitud en la salud mental son variados y significativos:
- Reducción del estrés y la ansiedad: Nos ayuda a cambiar el foco de nuestras preocupaciones hacia lo positivo, reduciendo el impacto del estrés y la ansiedad.
- Mejora de la autoestima: Al valorar los aspectos positivos en nuestra vida, nuestra autoimagen se fortalece, promoviendo la autoconfianza.
- Aumento de la satisfacción y felicidad: La gratitud crea una sensación más profunda y constante de alegría y satisfacción en nuestra vida cotidiana.
- Fortalecimiento de las relaciones sociales: Nos conecta de forma genuina con los demás, fomentando vínculos más sólidos y satisfactorios.
Prácticas para cultivar la gratitud
Opciones generales
- Diario de gratitud: Escribir de tres a cinco cosas por las que estés agradecido cada día permite a tu cerebro enfocarse en lo positivo y reforzar esta práctica.
- Expresar gratitud a otros: Tomarse el tiempo para decir “gracias” a alguien, de forma verbal o por escrito, fortalece las relaciones y promueve una actitud de gratitud.
- Meditación de gratitud: Dedica unos minutos al día para centrarte en lo que agradeces, desde la salud hasta las pequeñas experiencias cotidianas. Puedes darle un tono espiritual, si es tu deseo.
Prácticas para quienes buscan una conexión espiritual
- Oración de agradecimiento: Si tienes una inclinación espiritual o religiosa, reserva unos minutos cada día para expresar agradecimiento en oración. Esta práctica fomenta una conexión con algo más grande que tú mismo, aportando paz y consuelo.
- Gratitud en la naturaleza: Tomar contacto con la naturaleza y expresar agradecimiento por su belleza y equilibrio puede ser una forma poderosa de conectar con algo más profundo y revitalizante.
- Meditación guiada para la gratitud: Busca meditaciones guiadas específicas para la gratitud, donde se te invita a reflexionar en aspectos espirituales y en cómo la gratitud está ligada a la conexión con lo divino.
Cultiva la gratitud como estrategia para mejorar tu salud mental
Cultivar la gratitud, más allá de un ejercicio mental, es una manera de descubrir el valor en nuestra experiencia cotidiana. Practicar la gratitud abre una puerta a la paz interior y nos ayuda a recordar que, aunque la vida tenga retos, siempre hay algo bueno y valioso en lo que podemos apoyarnos. En cada pequeño acto de agradecimiento, reconectamos con nosotros mismos, con los demás y, para quienes lo buscan, con una dimensión espiritual. Así que hoy, regálate unos minutos para apreciar aquello que te rodea. Puede ser el comienzo de una transformación profunda y llena de paz.
Learn MoreSanar el pasado para construir relaciones saludables hoy
El trauma puede afectar nuestras relaciones de muchas maneras, pero sanar es recuperar nuestra capacidad de conectar desde un lugar seguro.
Learn MoreEl “Yo” ante las Experiencias Adversas en la Niñez
Las experiencias tempranas tienen un papel crucial en la forma en que nos percibimos y cómo nos tratamos a lo largo de la vida. Las Experiencias Adversas en la Niñez (o ACE, por sus siglas en inglés) incluyen eventos que van desde la negligencia emocional y el maltrato hasta la pérdida de un ser querido o la inestabilidad familiar. Aunque muchas personas se enfrentan a alguna de estas experiencias, pocas veces se habla de cómo influyen en la manera en que construimos nuestra identidad y en el trato que nos damos a nosotros mismos. De hecho, muchas de estas experiencias pueden ser normalizadas y pasar desapercibidas para algunas personas, pero no sin tener algún efecto.
Me gustaría puntualizar cómo esas experiencias tempranas influyen en nuestro carácter y moldean nuestras actitudes, creencias y autoconcepto. Quiero señalar que sanar estas heridas es esencial para reencontrarnos con un sentido de valía genuino, permitiéndonos vivir de una manera más amable y compasiva con nosotros mismos.
¿Qué son las Experiencias Adversas en la Niñez y por qué son tan importantes?
Las ACE engloban situaciones estresantes o traumáticas vividas durante la infancia que pueden afectar significativamente el desarrollo emocional y psicológico. Estas experiencias crean huellas que no solo afectan nuestro cerebro y desarrollo emocional, sino también nuestro autoconcepto y la forma en que enfrentamos la vida. Numerosos estudios indican que estas experiencias tempranas pueden influir en nuestro estado de salud mental, la toma de decisiones y el desarrollo de patrones de comportamiento que persisten en la vida adulta.
Por ejemplo, una persona que ha vivido en un entorno de constante crítica o desaprobación puede desarrollar una fuerte voz interna crítica, a menudo replicando esos comentarios y actitudes hacia sí misma. Otro ejemplo puede ser alguien que creció en un ambiente de inseguridad o abuso, desarrollando una necesidad de hiperalerta, siempre esperando lo peor, incluso cuando la amenaza ya no está presente.
Los efectos de las ACE en la identidad y el autoconcepto
Las Experiencias Adversas en la Niñez afectan la manera en que percibimos nuestro valor y moldean el carácter de diversas formas. Al experimentar eventos difíciles durante los primeros años de vida, nuestro cerebro aprende a reaccionar desde un lugar de autoprotección y alerta, aunque las circunstancias cambien. Esto puede afectar directamente nuestra identidad y las creencias que tenemos sobre nosotros mismos.
Autoexigencia y perfeccionismo: Crecer en un entorno de críticas o falta de validación puede hacer que desarrollemos una fuerte necesidad de demostrar nuestro valor. Esto a menudo se manifiesta como perfeccionismo, donde sentimos que debemos “ganarnos” nuestro valor a través de logros, siempre buscando validación externa para sentirnos bien con nosotros mismos.
Autocrítica constante: Las personas que han vivido en entornos de juicio o desaprobación pueden interiorizar estos mensajes, desarrollando una “voz interna” dura que siempre encuentra fallos en lo que hacen. Esta autocrítica se convierte en un obstáculo que impide disfrutar de los logros o vivir en paz con las propias decisiones.
Desconexión emocional: Otra respuesta frecuente es aprender a desconectar de las emociones para no experimentar el dolor. Sin embargo, este mecanismo puede llevarnos a sentirnos distantes de nuestros propios deseos y necesidades, lo cual impide construir una relación auténtica con nuestro “yo” interior.
Autoabandono: Las ACE también pueden llevarnos a descuidar nuestro bienestar y nuestras necesidades emocionales. Al crecer en entornos donde nuestros deseos o emociones no fueron validados, podemos aprender a ignorar nuestras propias necesidades, priorizando las de los demás como un mecanismo de adaptación.
Cómo el trauma afecta nuestra relación con nosotros mismos
Estos efectos no desaparecen simplemente con el paso del tiempo. Las ACE moldean la relación que construimos con nosotros mismos y pueden hacer que nos tratemos con dureza, con constantes exigencias o, por otro lado, con una tendencia al autoabandono. Aunque estos patrones no son nuestra culpa, reconocerlos es esencial para iniciar un proceso de sanación que nos permita desarrollar una relación más amorosa y comprensiva con nuestro propio ser.
Es importante recordar que estos patrones, aunque profundamente enraizados, no son permanentes. Al tomar consciencia de ellos y de sus orígenes, abrimos la puerta a la posibilidad de transformarlos. La sanación implica aprender a tratarnos con compasión, comprendiendo que esas voces críticas o la desconexión emocional no son realmente “nosotros”, sino respuestas automáticas que nuestro cerebro desarrolló para protegernos.
Sanar la relación con uno mismo: el primer paso hacia el cambio
La sanación de las heridas del pasado comienza con un paso tan simple como desafiante: aprender a tratarnos con compasión. Esto implica reconocer cuándo estamos siendo excesivamente duros con nosotros mismos y cuestionar esas actitudes. ¿Nos juzgaríamos igual de duramente si el “yo” que estamos criticando fuera un amigo o ser querido? La autocompasión nos invita a revisar esas creencias limitantes y a darnos el espacio para vivir de una manera más amable y genuina.
Al sanar la relación con nosotros mismos, descubrimos que podemos liberarnos de muchas de esas ataduras invisibles que limitan nuestro potencial. La sanación es un acto de redescubrimiento, de aprender a reconocer nuestro valor intrínseco, independientemente de las experiencias pasadas.
En fin, las Experiencias Adversas de la Niñez son una parte importante de nuestra historia, pero no definen quiénes somos en el presente. Al reconocer y sanar esas heridas, podemos comenzar a construir una relación más amorosa y auténtica con nosotros mismos. Y cuando transformamos esa relación interna, damos un paso hacia una vida más plena, donde no necesitamos aprobación externa ni validación constante para sentirnos valiosos.
La sanación de estas heridas nos permite liberarnos de esos patrones limitantes, abriéndonos a una vida más auténtica y libre de condicionamientos. Aprender a tratarnos con amabilidad y respeto es el mayor acto de amor propio que podemos darnos, y al hacerlo, estamos también preparándonos para relaciones más sanas y auténticas con los demás.
Recuerde: Esta y todas las publicaciones en esta página tienen el propósito de educar y divulgar información importante sobre temas de psicología pero no constituyen ni sustituyen una consulta terapéutica. Si necesitas apoyo psicológico, no dudes en buscar ayuda profesional.
Learn MoreAutocuidado más allá del placer: Prioriza tu bienestar
En el camino hacia el bienestar emocional, a menudo escuchamos la importancia del autocuidado. Sin embargo, es crucial comprender que el autocuidado no siempre se trata de hacer lo que nos gusta en el momento, sino de tomar decisiones que nos beneficien a largo plazo. Quiero mostrarte cómo el autocuidado puede implicar acciones complicadas y desafiantes, y cómo estas elecciones pueden ser fundamentales para nuestro bienestar integral.
El Dilema del Autocuidado
Es tentador caer en la trampa de creer que el autocuidado solo consiste en indulgencias y actividades placenteras. Aunque relajarse y disfrutar de nuestras pasiones es importante, el verdadero autocuidado va más allá. En ocasiones, el autocuidado significa tomar decisiones que son difíciles en el momento pero que nos benefician en el futuro.
Poner Límites y Fronteras
Una de las formas más desafiantes de autocuidado implica establecer límites y fronteras claras. Decir “no” a compromisos extras que agotan nuestra energía puede ser incómodo, pero es esencial para proteger nuestro bienestar emocional. A veces, debemos alejarnos de situaciones o personas que nos generan estrés constante, incluso si eso implica confrontaciones momentáneas.
Enfrentar Desafíos por Crecimiento Personal
El autocuidado también puede requerir enfrentar miedos y desafíos en busca de crecimiento personal. A veces, tomar medidas para superar nuestras zonas de confort es la mejor manera de cuidarnos a nosotros mismos a largo plazo. Esto podría ir desde tomar decisiones difíciles en nuestras carreras hasta abordar temas emocionales profundos.
La Gratificación a Largo Plazo
Si bien puede ser tentador buscar la gratificación instantánea, es importante recordar que las decisiones de autocuidado que son complicadas en el momento a menudo brindan beneficios duraderos. Trabajar por nuestra autorealización como una forma de autocuidado no siempre proviene de las opciones más fáciles. Se consigue a través de elecciones conscientes que abrazan la paciencia y la persistencia. Al optar por el camino que requiere esfuerzo y dedicación, construimos un bienestar profundo, duradero y mucho más satisfactorio. Así que, en tu viaje de autocuidado, recuerda que tus elecciones hoy construyen el bienestar que cosecharás mañana.
El autocuidado verdadero va más allá de lo superficial y cómodo. Requiere valentía para tomar decisiones que prioricen nuestro bienestar a largo plazo. Desde establecer límites hasta enfrentar desafíos, estas acciones pueden ser difíciles pero son fundamentales para nuestro crecimiento y felicidad. Así que recuerda, el autocuidado es un acto de amor propio que trasciende lo inmediato y nos guía hacia una vida más plena y satisfactoria. ¡Cuida de ti!
Learn MoreInsomnio: Comprendiendo sus causas y descubriendo caminos hacia un sueño saludable
El insomnio es un problema frecuente que afecta a muchas personas en diferentes etapas de sus vidas. El hecho de no poder conciliar el sueño o tener dificultades para mantenerlo puede ser extremadamente agotador tanto física como emocionalmente. Cuando un paciente presenta esta queja, el primer paso es identificar las posibles causas subyacentes que le impiden alcanzar un sueño reparador.
El insomnio puede ser provocado por una variedad de factores, como el estrés, la ansiedad, el ritmo de vida acelerado o los desequilibrios del estilo de vida. También puede haber causas orgánicas como problemas hormonales o efectos de medicamentos para otras condiciones, lo cual requerirá la intervención del médico de cabecera para evaluarlo.
Es importante tener en cuenta que el insomnio no es solo una cuestión de falta de sueño, sino que también puede tener un impacto significativo en tu bienestar general. La falta de sueño adecuado puede afectar negativamente tu estado de ánimo, tu concentración y tu capacidad para funcionar en tu vida diaria. Puede causar o exacerbar condiciones de salud emocional. Al buscar ayuda profesional, puedes recibir el apoyo necesario para abordar estas consecuencias y encontrar soluciones eficaces.
Una vez que hayas identificado las causas subyacentes de tu insomnio, es posible que te encuentres con una variedad de estrategias para mejorar la calidad de tu sueño. Estas estrategias pueden incluir cambios en tu rutina antes de acostarte, técnicas de relajación, ejercicios de respiración, meditación o terapias cognitivo-conductuales. Un enfoque personalizado y adaptado a tus necesidades individuales te permitirá abordar los aspectos específicos de tu insomnio y trabajar hacia un sueño más reparador.
Aquí tienes algunas recomendaciones:
1. Mantén una rutina regular para dormir: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto ayuda a regular tu reloj interno y establecer un patrón de sueño consistente.
2. Crea un ambiente propicio para dormir: Asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y a una temperatura cómoda. Considera el uso de cortinas opacas, tapones para los oídos, una máquina de ruido blanco u otros dispositivos que te ayuden a crear un entorno adecuado para dormir.
3. Evita estimulantes y sustancias que interfieran con el sueño: Limita el consumo de cafeína, especialmente en las horas de la tarde y noche. Evita el alcohol y el tabaco, ya que pueden afectar negativamente la calidad del sueño.
4. Establece una rutina de relajación antes de acostarte: Dedica al menos 30 minutos antes de ir a la cama a actividades relajantes, como tomar un baño caliente, leer un libro o practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación.
5. Evita pensar en preocupaciones tarde en la noche. Si tienes muchas cosas por hacer al siguiente día, anótalas en una lista y déjala con las cosas que vas a llevar al siguiente día para que te puedas desconectar un poco de esa preocupación. Si la ansiedad te ataca en las noches es importante que busques ayuda profesional para manejarla.
6. Limita la exposición a dispositivos electrónicos antes de dormir: La luz azul emitida por pantallas de dispositivos como teléfonos, tabletas o computadoras puede interferir con la calidad del sueño. Intenta apagar estos dispositivos al menos una hora antes de acostarte.
7. Evita las siestas largas durante el día: Si tienes problemas para conciliar el sueño por la noche, evita las siestas largas durante el día, ya que pueden interrumpir tu ciclo de sueño-vigilia.
8. Mantén una actividad física regular: El ejercicio regular puede ayudar a mejorar la calidad del sueño. Sin embargo, evita hacer ejercicio intenso justo antes de acostarte, ya que puede tener un efecto estimulante en lugar de relajante.
9. Si estás desvelado, no te quedes más de 15 minutos en la cama. Es decir, si no has logrado dormirte en 15 minutos es mejor que te levantes y te vayas a otro lugar de la casa hasta tener suficiente sueño y entonces regresa a la cama.
10. Considera técnicas de terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I): La TCC-I es una forma de terapia que se enfoca en cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con el insomnio. Puedes buscar la ayuda de un profesional de la salud mental especializado en TCC-I para obtener más orientación.
Recuerda que cada persona es única, por lo que es posible que debas probar diferentes enfoques para encontrar las estrategias que mejor funcionen para ti. Si el insomnio persiste o empeora, te recomiendo buscar la orientación de un especialista en el sueño.
Además de las estrategias terapéuticas, también es esencial adoptar hábitos de estilo de vida saludables que promuevan un sueño de calidad. Estos pueden incluir mantener una rutina regular de alimentación y ejercicios, separa espacio para la recreación y manejar adecuadamente la carga de trabajo o situaciones que te sean de preocupación. Al combinar cambios en el estilo de vida con la orientación profesional, puedes establecer una base sólida para mejorar tu calidad de sueño y tu bienestar general.
El insomnio no es algo que debas enfrentar solo. Buscar ayuda profesional no solo te brinda apoyo, sino que también te brinda la oportunidad de explorar las causas subyacentes de tu insomnio y encontrar soluciones efectivas. Todos merecemos tener un sueño reparador y revitalizante, y la terapia puede desempeñar un papel crucial en ese proceso.
Learn MoreDescubre cómo la terapia puede transformar tu vida: Los beneficios de buscar ayuda profesional
La terapia puede ser un camino transformador hacia una vida más plena y significativa.
Learn MoreTu parte por una mejor la Salud Mental
Internacionalmente se ha dedicado el mes de octubre a la Concienciación de la Salud Mental y específicamente, el día 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. El objetivo es aunar esfuerzos para promover la búsqueda de ayuda emocional, prevenir el suicidio y erradicar el estigma de la salud mental.
A pesar de los múltiples esfuerzos realizados para promover una mejor salud mental, aún queda mucho por lograr. Todavía hay personas que no buscan ayuda porque desconocen del tema y no identifican tener problemas con su salud mental, hay personas que sienten vergüenza de admitir que tienen un problema, hay personas discriminadas por padecer alguna condición emocional y hay personas quitándose la vida por no buscar ayuda a tiempo.
Necesitamos dar visibilidad al tema de la salud mental. Necesitamos normalizar la búsqueda de ayuda cuando es necesario. Necesitamos tener más empatía unos con otros y necesitamos juzgar menos.
Hoy día tú puedes hacer una gran diferencia en el escenario en el que estés. Hay acciones concretas con las que puedes ayudar:
- Edúcate y educa. Comienza por obtener conocimiento sobre salud mental y compártelo con otros.
- Identifica y busca ayuda o refiere. Cuando tú o alguien que conoces muestra signos de alguna condición emocional, es importante la detección temprana y el manejo adecuado. No dudes acercarte y ofrecer ayuda para canalizar servicios de salud mental. Unas palabras compasivas pueden hacer una gran diferencia.
- Autocuidado. Una de las mejores estrategias de prevención es el autocuidado. Cuando fomentas una buena calidad de vida te haces más resistente a las condiciones de salud mental.
- Muestra empatía. Recuerda que muchas personas están lidiando con dificultades muy fuertes en el presente o que arrastran de su pasado. Cuando somos empáticos, esas personas encuentran un ambiente más apropiado para vivir y para sanar.
Que cada día del año podamos hacernos conscientes de la importancia de este tema y podamos contribuir a lograr una mejor Salud Mental para todos. Erradiquemos el estigma de la salud mental, el estigma mata.
Learn MoreSe me fue un amigo…
Hoy no ha sido un día fácil para mí. Y sé que los próximos tampoco lo serán. Perdí un entrañable amigo porque se privó de la vida. No puedo describir el dolor tan grande que queda tras un suceso así. No lo juzgo, todo lo que puedo sentir es compasión. Hubiera querido que me diera la oportunidad de que habláramos de sus inquietudes. Muchos de sus amigos compartimos con él poco antes de lo sucedido, sin embargo, aparentemente nadie notó nada.
Me hizo una llamada horas antes. Lo sentí contento. Me habló con mucha alegría de sus planes para el siguiente día. Quedamos en “cuadrar” un encuentro. Fue muy expresivo y cariñoso, pero no me llamó la atención de forma particular porque él era así todas y cada una de las veces que hablábamos. La llamada esta vez fue corta. Ahora daría lo que fuera por volver el tiempo atrás…
¿Por qué les cuento esto? Porque en cualquier momento, cualquiera de nosotros puede sentirse así por cualquier razón. Y tenemos que hablar de esto. Las ideas suicidas pueden llegar a la mente de cualquier persona sin importar su género, raza, religión/creencias, estatus social o nivel académico. Yo me atrevería a decir que a la inmensa mayoría de las personas en algún momento le ha cruzado por la mente la idea de morir.
Quizás lo próximo no aplique a mi amigo, porque en verdad no sé qué pasó en su caso. Me falta mucha información que tal vez nunca tenga. Pero quiero compartirles unos pensamientos que puede que sean de ayuda para alguien.
En muchas ocasiones la idea del suicidio se pudiera ver como la aparente solución para acabar con el dolor emocional. Sí, porque el objetivo NO es morir, sino acabar con el sufrimiento. La desesperanza de que la situación que se enfrenta pueda cambiar, es lo que hace la idea atractiva. Pero posiblemente hablando sobre el asunto se logra ver otros puntos de vista, otras oportunidades, una esperanza…
Para empezar, tenemos que aprender a hablar y escuchar de emociones. ¿Sabes que la salud mental comienza por comprender y validar nuestras emociones, para entonces gestionarlas adecuadamente? A la vez, para que esto ocurra tenemos que acabar con el estigma de la salud mental. Cada vez que alguien piensa que buscar ayuda psicológica o psiquiátrica es para “locos”, está promoviendo el silencio y la vergüenza por algo que nos aqueja a TODOS. Porque TODOS hemos sido dotados de la capacidad de sentir emociones. ¡Y eso no tiene nada de malo!
La mayoría de las veces, los psicólogos y psiquiatras hablamos con las personas de asuntos muy cotidianos. Los ayudamos a reinterpretar sus experiencias de forma tal que puedan manejar mejor su realidad. Muchas veces, esos diálogos abren el entendimiento de las personas y les permiten ser más efectivos en el diario vivir.
Hablar con un profesional es diferente a hablar con un amigo sin preparación formal en salud mental. El profesional está adiestrado para identificar patrones de conducta y pensamientos que pueden ser modificados en terapia para proveer a la persona de las mejores herramientas para atender sus situaciones de vida. Pero las burlas sobre buscar ayuda evitan que las personas obtengan el servicio que necesitan.
Si en alguna ocasión has contemplado el suicidio como una alternativa, es importante que tengas unas muy buenas razones para disuadirte. Es importante que tengas en cuenta que, aunque parezca que no hay salida, siempre la hay. Comprende que nada es tan importante como tu vida misma. Ampárate en el amor que sientes por tus seres significativos, reconociendo el dolor tan amargo que una pérdida así les ocasionará. Ten en mente que darte la oportunidad de hablar sobre lo que sientes puede ayudarte a ver las cosas con mayor claridad.
En situaciones así, la espiritualidad puede ser una fortaleza importante. Si eres creyente en el cristianismo, puede ayudarte reconocer que Dios tiene el poder para cambiar cualquier situación y que en él encontramos fortaleza, refugio, paz y alternativas. No sentir miedo o culpa por tus pensamientos suicidas también es importante para que te atrevas a llevar ante Dios tus inquietudes. Dios nos comprende y podemos acudir a él reconociendo la lucha en nuestro interior. (Les comparto el siguiente verso: No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. Isaías 4.10 NTV).
Si no te ha pasado, pero conoces a alguien que te ha expresado estas intensiones o tú las sospechas, acércate y rompe el silencio. Hablar sobre el tema ha demostrado ser una estrategia eficaz para evitarlo.
Espero el abrir mi corazón en este momento en que me siento tan vulnerable, sirva para hacerte consciente de este asunto del que pocos quieren hablar y te ayude a asumir una postura sensible ante el tema. Espero que de forma directa o indirecta podamos contribuir a salvar vidas.
Learn More¿Cómo reconocer que un adulto mayor experimenta un episodio de depresión?
Muchas veces los casos de depresión mayor pasan desapercibidos en la adultez tardía. Éstos pueden ser confundidos con debilidad, cansancio, pereza…
La verdad es que, en la población adulta mayor, muchas veces los síntomas de la depresión se pasan por alto porque se piensa que es normal que los ancianos estén decaídos. Sin embargo, no es así.
Por eso es importante estar atentos si el adulto mayor manifiesta los siguientes signos y síntomas:
- sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”;
- sentimientos de desesperanza o pesimismo;
- sentimientos de irritabilidad, frustración o intranquilidad;
- sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia;
- pérdida de interés o placer en las actividades y los pasatiempos;
- fatiga, disminución de energía o sensación de que está más lento;
- dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
- dificultad para dormir, despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado;
- cambios en el apetito o en el peso sin haberlos planificado;
- dolores y molestias, dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento;
- intentos de suicidio o pensamientos sobre la muerte o el suicidio.
Si usted observa estos cambios y éstos persisten por dos semanas o más, es necesario que busque ayuda profesional. Puede consultarlo con su médico de cabecera o visitar a un psicólogo o consejero para discutir sus síntomas y hacer un diagnóstico certero que conduzca a un tratamiento efectivo.
En la visita con su profesional de salud, intentarán identificar las causas de los síntomas y evaluar la severidad. Por ejemplo, en una visita con un psicólogo, dialogarán sobre sus sentimientos y pensamientos. Este diálogo puede ayudarle a organizar sus pensamientos y entender lo que le ocurre y ese espacio de desahogo puede dar inicio a la recuperación. La mayoría de las personas disfrutan las sesiones de terapia psicológica y les ayuda a canalizar sus emociones de forma efectiva.
Existen otras condiciones de salud que pueden provocar síntomas similares. Es por eso, que una atención temprana puede evitar complicaciones. No postergue esa visita. Acuda a su profesional de confianza prontamente.
Learn MoreLa depresión en adultos mayores
La depresión es real y los adultos mayores están en un alto riesgo de padecerla. Aunque se puede experimentar a cualquier edad, ciertamente los cambios propios de la vejez pueden promover la condición en esa etapa.
Los adultos mayores tienen altas probabilidades de experimentar ciertas pérdidas como lo son: la muerte de amigos o familiares, la pérdida de la salud o la capacidad para realizar algunas tareas, entre otras. Esto les hace propensos a experimentar estados de ánimo decaidos o hasta depresión mayor.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se manifiesta con síntomas que interfieren con la capacidad de ejecutar tareas, dormir, concentrarse, comer o disfrutar de la vida. La depresión no es una parte normal del envejecimiento y no debemos ignorarla.
Las alteraciones en apetito, sueño y nivel de actividad a causa de la depresión aumentan el riesgo de padecer condiciones físicas crónicas que a su vez aumentan la depresión, impactando la calidad de vida y bienestar emocional de quienes la padecen. Es por esto que se puede decir que la depresión puede empeorar problemas de salud y viceversa.
La buena noticia es que existen terapias para prevenir y tratar la depresión. Si cree que usted o algún conocido está atravesando un episodio de depresión, busque ayuda. Puede consultarlo con su médico de cabecera o visitar a un psicólogo o consejero para discutir sus síntomas y hacer un diagnóstico certero que conduzca a un tratamiento efectivo.
Sí es posible recuperarse de un episodio depresivo, pero recuerde que está bien pedir ayuda. Los profesionales de la salud mental están capacitados para brindarle el apoyo y las estrategias necesarias para volver a estar bien. Dese la oportunidad, puede significar mucho para usted y para sus seres queridos.
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