
Los procesos de duelo se manifiestan de manera distinta según la relación con la persona fallecida, la etapa vital y los recursos emocionales disponibles. La intervención clínica se centra en ofrecer un espacio seguro para validar el dolor, acompañar el proceso con sensibilidad y brindar psicoeducación sobre las fases y respuestas naturales del duelo. Se integran estrategias basadas en evidencia para facilitar una adaptación saludable a la pérdida, atendiendo elementos que pueden complicar el proceso, como sentimientos de culpa, pensamientos intrusivos o la dificultad para retomar el funcionamiento cotidiano. El tratamiento respeta el ritmo único de cada persona y promueve una reconstrucción gradual del significado y del equilibrio emocional.
