Las herramientas y tecnologías para hacer posible el trabajo desde casa existen hace mucho tiempo, pero nunca se había hecho tan necesario como en este momento. La estrategia de distanciamiento social como respuesta a la pandemia del COVID-19 ha empujado a muchas empresas y organizaciones públicas y privadas a solicitar a sus empleados que trabajen desde sus casas. Algunos de esos empleados estaban más preparados que otros o más dispuestos que otros.
La verdad es que las circunstancias cambiaron de la noche a la mañana sin previo aviso y, aún los que soñábamos con esa idea fantasiosa de las virtudes del trabajo desde casa, hemos sufrido un problema de adaptación en algún grado. Posiblemente usted sea uno de los que ha llegado a la conclusión de que no era tan maravilloso como parecía. De hecho, una de las razones para esto es porque estamos impedidos de salir de nuestras casas, que pudiera ser uno de los mayores deseos de alguien que trabaja en casa.
Es posible que problemas de conectividad, falta de recursos o el exceso de distracciones estén interfiriendo con su nivel de productividad. O tal vez, se dé cuenta de que está trabajando sin límites de tiempo y se le hace difícil despegarse de sus labores. Incluso, es posible que sienta gran ansiedad, irritabilidad o hasta experimente problemas para dormir. Cualquiera de estos casos indica que no nos hemos adaptado de manera apropiada a estas nuevas circunstancias.
Por eso les comparto estas recomendaciones para lograr una mayor adaptación al trabajo desde casa.
Establece el horario de trabajo
El que nos parezca que tenemos el tiempo disponible, porque a fin de cuentas estamos en cuarentena, nos puede llevar al error de dedicarnos a las labores sin límites. El peligro es que nos puede conducir a un fuerte desgaste físico y/o mental comúnmente conocido como “burnout”. Y es que el trabajar demasiado, unido a la limitación de actividades de disfrute o entretenimiento nos puede descompensar. La solución es establecer un horario fijo (como acostumbrabas regularmente en tu lugar de trabajo) y determinar las tareas que son viables de cumplir por día. Con eso planteamos el segundo punto.
Proponte las metas para cada día
Con el fin de respetar el horario de trabajo que establecimos, se hace pertinente dividir los quehaceres o tareas por día. Esto nos ayuda a concluir el día de trabajo con la satisfacción de haber logrado lo propuesto. Es importante saber dividir los quehaceres en tareas pequeñas y realizables de modo tal que se cumpla con los tiempos razonables para completar el trabajo. Esto nos permite ser productivos, sentirnos bien con nosotros mismos y lucir bien ante los supervisores.
Selecciona y ambienta tu lugar de trabajo
Nuestra productividad aumenta cuando nos sentimos cómodos y organizados. Separa un espacio de la casa para el trabajo remoto donde las cosas necesarias se puedan mantener en el lugar. Esto te permitirá economizar el tiempo de “montar” y “desmontar” ese hábitat laboral. Procura tener a la mano todo lo que necesitas. Es posible que, además de tu dispositivo o computadora, te haga falta tener a la mano lápices, bolígrafos, grapadora, impresora, cargadores… Pero haz lo posible por mantener el orden. ¡Te sentirás mejor! Además, piensa si es conveniente o no para tu concentración y buen ánimo poner una música de fondo. Yo por mi parte añadiría una planta u objeto decorativo como una medida de autocuidado, pero de eso hablaremos más adelante.
Evita las distracciones
Las distracciones pueden hacer el trabajo más tedioso e indeseable. Al establecer un horario, como dije en el primer punto, ganamos la oportunidad de separar espacio para distracciones o entretenimiento fuera de los horarios de trabajo. Aun cuando sea muy apetecible ver una película o sentarme en el jardín, sé que puedo dejarlo para cuando termine mis tareas. Así no pongo a competir mis deseos con mis responsabilidades. ¡Hay tiempo para todo! Por otro lado, el tercer punto también aporta a esto porque al seleccionar el espacio físico de trabajo debo velar porque no haya distractores que me saquen de concentración. Los distractores más comunes son ruidos, artefactos, redes sociales o la cercanía a lugares muy concurridos de la casa como una sala donde hay personas viendo TV o jugando videojuegos.
No olvides el “break”
Tomar unos cortos descansos nos permite rendir más. Estirar las piernas, tomar agua, comer una merienda o tomar un café nos pueden dar ese empuje que necesitamos para continuar nuestra jornada de trabajo. Además, mejora la circulación en nuestras piernas, libera la tensión en la espalda y oxigena nuestro cerebro potenciando nuestra agilidad mental.
Practica el autocuidado
Un poco de cariño propio cae muy bien siempre, pero ahora más todavía. Emplear estrategias de autocuidado nos permite mejorar nuestra calidad de vida, proteger nuestra salud mental y ser mucho más productivos. Hay muchas maneras de ejercer este cuidado propio. Desde promover el buen descanso y alimentación, ejercitarnos, procurar momentos de diversión o entretenimiento, hacernos un spa, practicar un “hobby”, cuidar nuestra apariencia, una buena conversación con amigos o familiares, canta, baila, ríe, sal al balcón, tómate un buen café… Puede parecer que el distanciamiento social y las restricciones del momento no nos dejan muchas opciones, pero con un poco de creatividad podemos lograr ese autocuidado tan necesario.
Espero que estas recomendaciones te sean de ayuda.